Esquema Corporal:
Es el conocimiento y la relación mental que la persona tiene de su propio
cuerpo.
El desarrollo de esta área permite que los niños se identifiquen con su propio cuerpo, que se expresen a través de él, que lo utilicen como medio de contacto, sirviendo como base para el desarrollo de otras áreas y el aprendizaje de nociones como adelante-atrás, adentro-afuera, arriba-abajo ya que están referidas a su propio cuerpo.
Lateralidad: Es
el predominio funcional de un lado del cuerpo, determinado por la supremacía de
un hemisferio cerebral. Mediante esta área, el niño estará desarrollando las
nociones de derecha e izquierda tomando como referencia su propio cuerpo y
fortalcerá la ubicación como base para el proceso de lectoescritura. Es
importante que el niño defina su lateralidad de manera espontánea y nunca
forzada.
Equilibrio: Es
considerado como la capacidad de mantener la estabilidad mientras se realizan
diversas actividades motrices. Esta área se desarrolla a través de una ordenada
relación entre el esquema corporal y el mundo exterior.
Estructuración
espacial: Esta área comprende la capacidad que tiene el niño para mantener
la constante localización del propio cuerpo, tanto en función de la posición de
los objetos en el espacio como para colocar esos objetos en función de su
propia posición, comprende también la habilidad para organizar y disponer los
elementos en el espacio, en el tiempo o en ambos a la vez. Las dificultades en
esta área se pueden expresar a través de la escritura o la confusión entre
letras.
Tiempo y Ritmo: Las nociones de tiempo y de ritmo se
elaboran a través de movimientos que implican cierto orden temporal, se pueden
desarrollar nociones temporales como: rápido, lento; orientación temporal como:
antes-después y la estructuración temporal que se relaciona mucho con el
espacio, es decir la conciencia de los movimientos, ejemplo: cruzar un espacio
al ritmo de una pandereta, según lo indique el sonido.
Motricidad: Está
referida al control que el niño es capaz de ejercer sobre su propio cuerpo. La
motricidad se divide en gruesa y fina, así tenemos:
a. Motricidad gruesa: Está referida a la
coordinación de movimientos amplios, como: rodar, saltar, caminar, correr,
bailar, etc.
b. Motricidad fina: Implica movimientos de
mayor precisión que son requeridos especialmente en tareas donde se utilizan de
manera simultanea el ojo, mano, dedos como por ejemplo: rasgar, cortar, pintar,
colorear, enhebrar, escribir, etc).
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